Dirección: Beazley 3566 – Pompeya
Preserva valores tan caros al porteño como el fervor tanguero, el culto a la amistad y la fidelidad a las tradiciones, que lo llevan a resistir y defenderse de las distorsiones de los años más recientes. Esto lo ha convertido en un refugio de tangueros de ley, que pueden revivir el espíritu de aquella época y, con él, los fantasmas de los grandes maestros, como Homero Manzi.
Por esta tradición, fue elegido en 2003 como título y escenario principal de una película que rescata la singular atmósfera y la autenticidad de este legendario reducto.
Cada fin de semana se llena de un público entusiasta de mediana edad, personajes insólitos, habitúes de un mundo distinto, e incluso extranjeros que quieren ver un lugar sin disfraces.